Invitando a las personas a desarrollar su potencial. Es esencial transmitir a los alumnos que con esfuerzo se logran todas las metas que nos pongamos y que realmente si sabemos el punto del que partimos y donde queremos llegar, la distancia recorrida, será el gran premio de uno mismo, porque ese tramo es el que de verdad nos llevamos de nosotros, es la evolución de nuestro aprendizaje.
Este proceso nos da muchísima seguridad en nosotros para poder seguir trabajando hasta llegar a sacar el máximo potencial.
Para poder enseñar primero hay que empatizar con quien viene a ser enseñado, saber cómo se encuentra tanto física como anímicamente. Es primordial tener esa complicidad clave para poder transmitir un mensaje claro y desarrollarlo. Sabiendo esto, podemos utilizar como herramientas de trabajo sus sensaciones y adaptarnos a ellas.
Es lo más importante. Desde que el alumno entra a la sala, será imprescindible conseguir que la hora de clase sea aprovechada. La concentración es clave del éxito para conseguir las metas que nos proponemos. Debemos explotar esta habilidad solo así llegaremos a tener resultados reales. No nos concentramos de forma automática, tendremos que desarrollar diferentes capacidades y habilidades para ello. Mantener un ambiente agradable, creando una motivación continua y creando un sentimiento de satisfacción.
La danza requiere un gran derroche de energía que dirigida de forma acertada siempre dará resultado. A medida que el alumno adquiere más conocimientos sobre sí mismo, más fácil resulta llegar a las metas.
Una vez conseguida la concentración, llegamos al equilibrio, tanto mental como físico, adquiriendo facilidad para comenzar con movimientos de lateralidad y hacer cambios de peso cada vez más rápidos y complicados. La ejecución de los movimientos va mejorando a la vez que coordinamos los miembros superiores e inferiores.
Durante el primer año, iniciación a la danza, dedicaremos un gran número de horas a reconocer los tiempos de la música, a identificar los instrumentos que escuchamos y a crear sonidos rítmicos con nuestro cuerpo, ya sea con palmas, pies o chasqueando los dedos, de esta forma vamos introduciendo un elemento imprescindible para bailar. No todas las personas tenemos desarrollada esta destreza, pero si se puede enseñar y mejorar. Entendemos por ritmo, una evolución de movimientos controlados, visuales o sonoros. Se hará tanto de forma grupal como individual dotando de seguridad al alumno para ejecutar las coreografías de forma correcta.
Teniendo en cuenta el nivel de formación de su organismo, la iniciación a la danza comienza trabajando la flexibilidad, la concentración, la capacidad de esfuerzo físico, el sentido del ritmo…todo ello mediante clases dinámicas y divertidas en las que casi sin darse cuenta y para asombro de ellos mismos, comienzan a ejecutar coreografías grupales.